1. La verdadera humildad es la fuente de la caridad; y la verdadera caridad o el amor de Dios es el principio del amor que debemos tener hacia el prójimo.
2. Estoy persuadido de que el verdadero bien está en la humildad de los pequeños gestos escondidos que no llaman la atención, pero que fructifican en el silencio y la oscuridad.
3. Pensando en cómo adornar el altar no olviden de adornar su alma con humildad y caridad.
4. El primer deseo y la primera necesidad de un alma humilde es el de que se hagan conocer sus fallos.
5. ¡Cuánto valor tiene el que a uno se le llame la atención! Las almas humildes y santas han apreciado siempre este valor.
6. Espero de la bondad del Señor que haya siempre entre ustedes una sana competencia en cuanto a la humildad; que lejos de desear los altos puestos, ambicionen más bien los últimos y los más bajos.
7. Dígnate, oh mi divina Madre, guardarme en la humildad y en la desconfianza de mí mismo.
8. Con humildad logramos la unión con nuestra divina Madre que ama por encima de todo , a las almas humildes y las colma con sus favores.
9. El cielo es de los humildes y para los humildes; el orgullo es camino a la reprobación.
10. Estén seguros que sea cual fuere el modo como se presenten las cosas, siempre redundarán en beneficio nuestro si las recibimos con humildad y la aceptación de la voluntad de Dios.
11. La dulzura, esta admirable rama que brota de la humildad y de la caridad, procura la paz y la felicidad de las almas que la poseen.
12. Dios da su gracia a los humildes y con su gracia todos los dones de su Corazón, todas las ternuras de su divina Madre.
13. La obediencia es el camino más fácil y más feliz; pero exige un alma humilde que se renuncie.
14. La unión de los corazones surge de la humildad y de la caridad; la desunión procede siempre del egoísmo y del orgullo.
15. La Santísima Virgen quiere ver en sus fieles Siervas, esta paz admirable que procede de la humildad y de la caridad.
16. Ella es la Virgen prudentísima. No debemos ir ni antes ni después de Ella, sino seguirle humildemente con amor y confianza.
17. Cuanto más irritados están los que se levantan en contra suyo, tanto más deben mostrar-se suaves y modestas en sus palabras y en su conducta.
18. Trabajen seriamente en lograr ser humilde. La humildad les dará la suavidad en conside- ración a todo el mundo.
19. En cuanto a las comunicaciones que usted desea establecer conmigo, las recibiré siempre con gran reconocimiento y también en espíritu de humildad.
20. Un sacerdote, a menos que sea un prodigio de humildad, difícilmente consentirá en recibir directivas de un jefe laico sobre todo en lo referente a la gestión.
21. Queremos recibir de nuestra divina Maestra, tanto los elogios como las humillaciones, depositando todo en su corazón maternal, y nosotros permaneciendo en nuestro nivel que debe ser siempre bien bajo, bien escondido, como las raíces del árbol en la tierra.
22. Sepan bien que la humildad no es desconfianza, por el contrario ésta dilata el corazón y lo abre a la confianza.
23. No temamos sino a nosotros mismos y permanezcamos siempre en presencia de Dios en un estado de súplica y humildad.
24. Alegrémonos por realizar el bien de una manera humilde y modesta.
25. Háganles comprender bien que la penitencia más agradable al Señor es la práctica habitual de la humildad, de la modestia, de la dulzura.
26. A menudo ahí donde hay más brillo y repercusión exterior, hay menos bien realizado.
27. Bendigamos a nuestro buen Salvador y a su divina Madre por las bondades de esos seño-res hacia ustedes. Sean muy agradecidas en sus corazones ubicando siempre el bien recibido en su verdadera fuente.
28. El agradecimiento es uno de los deberes más gratos a nuestros corazones; nos ha sido vivamente recomendado por nuestra divina y tierna Madre.
29. Me siento invadido por el más vivo reconocimiento hacia nuestra buena y tierna Madre viendo todo lo que Ella ha hecho y lo que todavía continúa haciendo por ustedes. Sean agradecidas.
30. Lejos de desanimarse y abatirse, deben agradecer y bendecir al buen Dios. Ustedes encontrarán en la humildad, la confianza y el agradecimiento, valiosas gracias de coraje, y de fuerza que los ayudarán a lograr nuevas victorias.