La historia de la comunidad de las Siervas de María

De la obra de una vida, a las realidades de hoy

La historia se construye según las llamadas del Espíritu

Hoy, las Siervas de María, hijas espirituales del padre Cestac, están presentes en cuatro continentes:


  • en América Latina desde 1905 con, hoy, 2 comunidades en Argentina y 1 en Uruguay, 
  • en África desde 1964, con 3 comunidades en Costa de Marfil,, 
  • en Asia desde 1981, con 8 comunidades en 4 Estados del Sur de la India,
  • y en Europa, con 2 comunidades en España y 10 en Francia.

Nuestra Señora del Refugio, cuna de la Congregación, sigue siendo un lugar fuente, así como el Monasterio de San Bernardo, un espacio de silencio y recogimiento situado en las cercanías, donde se encuentra la comunidad contemplativa de las Bernardinas.

Todas nuestras comunidades se insertan en el tejido social y local, a imagen de "Nazaret"... Porque, como indica nuestro nombre, la Virgen María es nuestra madre y nuestro modelo de vida espiritual.    


Nuestra misión siguiéndolos pasos del Padre Cestac les pas du Père Cestac

Tocado por la angustia de muchachas en la calle y por la llamada de prostitutas, el padre Cestac, poniendo su fe en la Providencia, responde recibiéndolas, respetando a cada una de ellas, y con la apertura de escuelas para las niñas en el campo (antes de Jules Ferry). 

Todavía hoy, nuestras prioridades siguen siendo la educación para los medios pobres y el compromiso social al servicio de la mujer; a estos dos polos fuertes se añade la salud…

Estas misiones se traducen de manera diferente según las necesidades de los países.

En lo que respecta a la educación, las Hermanas gestionan, en la India y en Costa de Marfil, escuelas en zonas rurales, centros de formación para muchachas, así como cursos de alfabetización para adultos e internados para muchachas; mientras que las escuelas en Francia, España, Argentina y Uruguay están confiadas a laicos.

En el plano social, se trata de estructuras para niños o de acogida de madres e hijos, en las que las Hermanas están implicadas o se unen a otros organismos.

La inserción parroquial es el tercer ámbito que nos caracteriza. En todos los países, las Hermanas están comprometidas en las actividades de evangelización más directa (catequesis, otros servicios) y viven cotidianamente una gran cercanía con los habitantes.

En nuestras diversas misiones contamos y pedimos a nuestras hermanas Bernardinas el apoyo y el acompañamiento de su oración; su vocación es un llamado a llevar también la misión de la Iglesia universal.


Nuevos compromisos y nuevas colaboraciones

En Europa y América Latina se están produciendo cambios significativos.

Con la jubilación profesional de las Hermanas, se viven nuevos compromisos eclesiales: responsabilidad de capellanía de hospital, de prisión, catecumenado…y otros compromisos solidarios en el ámbito asociativo. Esto ofrece una red extraordinaria y amplía el campo de la evangelización. 

La colaboración y la asociación con los laicos marcan también nuestro tiempo. En Francia, la continuidad de nuestras actividades sociales está ahora asegurada por asociaciones de gestión como "Misiones Padre Cestac" en Anglet y "Acogida y Relais" en Arras; asociaciones en las que somos parte interesada, especialmente para velar por la elección de las orientaciones en el respeto del espíritu del Padre Cestac.

En cuanto a las escuelas, la Congregación prosigue su misión a través del servicio de la “Tutela”. 

En India y Costa de Marfil, las Hermanas trabajan sobre el terreno para atender nuevas necesidades, como la acogida de mujeres ancianas y aisladas, discapacitados o niños desnutridos con sus madres. 


Algunos desafíos para hoy

  • Seguir siendo significativas a pesar de las dificultades del lenguaje, la irrelevancia, a priori, de nuestros compromisos 
  • Proponer un compromiso por la vida, a contracorriente de nuestra sociedad del zapping, del "inmediatez", etc.
  • Seguir respondiendo de manera adaptada a las necesidades actuales de nuestra sociedad, en el contexto de la búsqueda de sentido, de la espiritualidad… 
  • Aprovechar la oportunidad de los nuevos medios de comunicación
  • No guardar para nosotros el carisma recibido por el Padre Cestac, atreverse a compartir este tesoro con los laicos que lo vivirán a su manera.

Nuestra vida consagrada, ya sea apostólica o contemplativa, es ante todo testimonio de Cristo en nuestras vidas… Como un arroyo no vuelve a su fuente, la vida religiosa debe inventar también su hoy en fidelidad al Espíritu recibido. Entonces seguirá siendo un camino de vida evangélica y de felicidad; porque dar la vida a Cristo y tratar de seguirlo con otros, en comunidad, ¡siempre vale la pena!