Hoy, las Siervas de María, hijas espirituales del padre Cestac, están presentes en cuatro continentes:
Nuestra Señora del Refugio, cuna de la Congregación, sigue siendo un lugar fuente, así como el Monasterio de San Bernardo, un espacio de silencio y recogimiento situado en las cercanías, donde se encuentra la comunidad contemplativa de las Bernardinas.
Todas nuestras comunidades se insertan en el tejido social y local, a imagen de "Nazaret"... Porque, como indica nuestro nombre, la Virgen María es nuestra madre y nuestro modelo de vida espiritual.
Tocado por la angustia de muchachas en la calle y por la llamada de prostitutas, el padre Cestac, poniendo su fe en la Providencia, responde recibiéndolas, respetando a cada una de ellas, y con la apertura de escuelas para las niñas en el campo (antes de Jules Ferry).
Todavía hoy, nuestras prioridades siguen siendo la educación para los medios pobres y el compromiso social al servicio de la mujer; a estos dos polos fuertes se añade la salud…
Estas misiones se traducen de manera diferente según las necesidades de los países.
En lo que respecta a la educación, las Hermanas gestionan, en la India y en Costa de Marfil, escuelas en zonas rurales, centros de formación para muchachas, así como cursos de alfabetización para adultos e internados para muchachas; mientras que las escuelas en Francia, España, Argentina y Uruguay están confiadas a laicos.
En el plano social, se trata de estructuras para niños o de acogida de madres e hijos, en las que las Hermanas están implicadas o se unen a otros organismos.
La inserción parroquial es el tercer ámbito que nos caracteriza. En todos los países, las Hermanas están comprometidas en las actividades de evangelización más directa (catequesis, otros servicios) y viven cotidianamente una gran cercanía con los habitantes.
En nuestras diversas misiones contamos y pedimos a nuestras hermanas Bernardinas el apoyo y el acompañamiento de su oración; su vocación es un llamado a llevar también la misión de la Iglesia universal.
En Europa y América Latina se están produciendo cambios significativos.
Con la jubilación profesional de las Hermanas, se viven nuevos compromisos eclesiales: responsabilidad de capellanía de hospital, de prisión, catecumenado…y otros compromisos solidarios en el ámbito asociativo. Esto ofrece una red extraordinaria y amplía el campo de la evangelización.
La colaboración y la asociación con los laicos marcan también nuestro tiempo. En Francia, la continuidad de nuestras actividades sociales está ahora asegurada por asociaciones de gestión como "Misiones Padre Cestac" en Anglet y "Acogida y Relais" en Arras; asociaciones en las que somos parte interesada, especialmente para velar por la elección de las orientaciones en el respeto del espíritu del Padre Cestac.
En cuanto a las escuelas, la Congregación prosigue su misión a través del servicio de la “Tutela”.
En India y Costa de Marfil, las Hermanas trabajan sobre el terreno para atender nuevas necesidades, como la acogida de mujeres ancianas y aisladas, discapacitados o niños desnutridos con sus madres.
Nuestra vida consagrada, ya sea apostólica o contemplativa, es ante todo testimonio de Cristo en nuestras vidas… Como un arroyo no vuelve a su fuente, la vida religiosa debe inventar también su hoy en fidelidad al Espíritu recibido. Entonces seguirá siendo un camino de vida evangélica y de felicidad; porque dar la vida a Cristo y tratar de seguirlo con otros, en comunidad, ¡siempre vale la pena!