El 11 de Julio de 2019, Jean-François Simon, inauguraba su nuevo taller-galería, instalado en la casa san José, en pleno corazón de la Comunidad de San Bernardo, en Anglet.
Para la ocasión, el padre Landart, cura de San Juan de Luz, vino para bendecir ese nuevo espacio, enteramente dedicado al arte de ese pintor con gran talento, "peregrino en el camino de las estrellas", como le gusta describirse.
En ese soberbio lugar, propicio para la creación, Jean-François Simon expresaba todo su arte, daba cursos de pintura, compartiendo sus técnicas y los secretos de antiguos maestros y de contemporáneos, daba conferencias y debates, acogiendo a los visitantes que tienen curiosidad por su obra...
Abierto al público, una exposición de cuadros del artista que presentaba una amplia selección de obras, de todas sus etapas, que permitían descubrir el recorrido del pintor.
Jean-François Simon es el autor de los dos retratos que se le solicitó para la beatificación del Padre Cestac (31 mayo 2015), uno para la Congregación de las Siervas de María (cuadro instalado permanentemente con el relicario en la Capilla de Notre Dame du Refuge en Anglet) y el otro para la diócesis de Bayona-Lescar-Oloron, (cuadro instalado permanentemente con el relicario en la Catedral Notre Dame de Bayona).
Jean-François Simon murió el 24 de enero de 2021, en Anglet.
"Desde que era niño, he vivido cerca de Notre Dame du Refuge, donde iba a menudo a pasear, meditar y pintar. Conociendo la historia del fundador del lugar, el encargo de un retrato del Buen Padre Cestac por parte de la diócesis de Bayona, luego por la Congregación de las Siervas de María, con motivo de su beatificación, fue una verdadera bendición. Pero también era una verdadera misión, ya que la creación de una obra de arte sagrada es una responsabilidad considerable.
En su época, Louis-Edouard Cestac, entonces vicario de la catedral de Bayona, se comprometió a salvar a las pobres mujeres que vivían en apuros en un siglo de furia y depravación.
Entonces, a fuerza de energía y fe, este hombre se convirtió en un salvador de vidas a imagen y semejanza de San Vicente de Paúl; un Abbé Pierre o un Abbé Gilbert de estos tiempos de miseria.
Convirtió un desierto en un paraíso y estos lugares siguen vivos, vibrando con su presencia. La Santísima Virgen le dijo: "Pideme sólo mi espíritu", y ésta fue su conducta a lo largo de toda su vida.
Sus retratos lo muestran fatigado y austero; para mí, era imperativo verlo sonriendo con amor, aureolado por el oro divino, rodeado por la luz del sol de Cristo y una nube azul de la Virgen María. En ambos cuadros él domina la oscuridad y el suelo convulso del que hará un jardín. Sigamos los pasos de su presencia real.
Pintado en ámbar y realzado con hojas de oro puro, nos mira y nos sigue con sus ojos benévolos, con una sonrisa tranquila y una mirada profunda y penetrante: ¡un refugio!
Estos dos encargos siguen siendo una gracia y un testimonio actual de este hombre excepcional, el decreto de la causa de su beatificación y canonización fue firmado por el Papa Pío X el 7 de abril de 1908, y el decreto de beatificación fue firmado por el Papa Francisco el 31 de mayo de 2015."
J-F Simon