1. El espíritu de pobreza, como verdaderas Siervas de María, las mantendrá siempre en el trabajo.
2. Aún en los momentos de recreo hagan siempre algo. Su trabajo entonces será un poco más sencillo, pero no lo dejen de lado nunca.
3. El trabajo es el único recurso de la comunidad frente a sus inmensas necesidades.
4. Nuestra divina Madre quiere que el trabajo de sus pobres Siervas, sea reconocido por aquellos que pueden y deben reconocerlo.
5. Debemos redoblar nuestro celo y abnegación para ganar nuestro pan y el pan de estas pequeñas, con el sudor de nuestra frente.
6. Un trabajo fuerte y continuo que desarrolle los cuerpos y fortalezca las almas.
7. María, no quieres ninguna fortuna en tu obra, lo que deseas es la dedicación al trabajo. Este trabajo lo bendices: cuando no alcanza lo suples o con milagros o con gestos de caridad que vienen en ayuda del trabajo, se han convertido en un emotivo oasis.
8. Las arenas, fecundadas por el trabajo, se han convertido en un emotivo oasis.
9. Acogidas en una casa, las huérfanas son formadas en el amor al trabajo.
10. La Congregación, abriéndose a lo rural, se siente llamada a expandir, junto con la instrucción, el amor a la tierra y al trabajo.
11. Son el silencio, el trabajo y la oración los medios de regeneración.
12. Los tiempos son difíciles, la comunidad muy numerosa, y sin embargo caminamos y las cosas se van realizando sin muchos obstáculos, pero sí con un trabajo continuo y muy abnegado.
13. En la comunidad cada una debe trabajar según su capacidad para ayudar y ser útil en vistas al bien común.
14. Pido que las hermanas estén comprometidas con un trabajo razonable, hecho a conciencia pero que no exceda sus fuerzas.
15. Las penitentes (arrepentidas) deberán dedicarse a los trabajos agrícolas.
16. Las Siervas de María llevan consigo ese amor a los trabajos de la tierra uy son felices de llevarlo adelante en las poblaciones rurales.
17. Es sobre todo por los trabajos de la tierra que las Siervas de María, dirigiendo ellas mismas a las pobres jóvenes arrepentidas, encuentran en el cultivo de la tierra los recursos para hacer frente a sus necesidades.
18. Era necesario considerar, sobre todo tratándose de un establecimiento basado sobre una nueva idea y sin antecedentes de aplicación, la dedicación de estas jóvenes a los trabajos agrícolas.
19. No se extrañe que la Sierva de María sea ahorrativa y laboriosa, no es para ella que trabaja sino para las obras que le son confiadas.
20. En la comunidad cada una debe trabajar, las Hermanas no han sido recibidas para ser objeto de la caridad.
21. La Santísima Virgen permite que se logre un precio legítimo del trabajo, pero esto debe ser considerado un aspecto secundario y totalmente subordinado a la gran visión última de la Gloria de Dios.
22. Nuestro fundador tomó para sí mismo y lo impuso como regla, el no pedir nunca nada a nadie, sin tomar de sí, de su vida reducida a lo más necesario, en el trabajo y la oración.
23. La obra no quiere enriquecerse, pero se siente feliz, es feliz por hacer el bien, vivir de su trabajo sin pedir nada a nadie.
24. Es justo que las hermanas se vean retribuidas por su empeño y que lo que ellas ganan con su trabajo permite alimentar a las familias de las huérfanas, las penitentes, las enfermas, etc.
25. Cada una, según sus aptitudes, será derivada o a los estudios o a los trabajos de aguja o también a los trabajos del campo, si estuviesen acostumbradas.
26. Enséñenles que la grande y contínua penitencia (reconciliación) es el trabajo de todos los días.
27. La Comunidad necesita de un gran número de Hermanas para responder a los reclamos de la obra a quien el trabajo ha sido dado casi como único medio de subsistencia.
28. Si algo quedase de su trabajo y de su abnegación, la Sierva de María se sentirá feliz al ofrecer algo de sus ahorros para las pobres desafortunadas acogidas en la obra.