Nuestro nombre express nuestra vocación: el Espíritu que ha de animarnos...
Como María, queremos estar disponibles al Espíritu, para revelar a Jesús, ternura del Padre, venido a anunciar la Buena Nueva a los pobres y liberar a todos los hombres y a todo el hombre.
Siervas de María, de vida apostólica, queremos prolongar el “SI” de María en la Anunciación… y las Bernardinas, en el silencio, la oración, la soledad uniéndose a María en el Sábado Santo, centinelas de la esperanza.
Dios quiere hacer alianza con nosotras: Él nos da el Espíritu que ora en nosotras y nos hace entrar en la oración misma de Cristo.
La oración
-suscita y fortalece nuestro impulso misionero
- acoge y hace suyas las riquezas humanas y espirituales de los pueblos,
presentando a Dios sus expectativas y su alabanza
- ensancha nuestro corazón y nos abre a la dimensión orante de los pueblos
en medio de los cuales estamos insertas.